-¿Quisieras explicarme como es que llegaste hasta aquí...?
-Caminando, no estaba muy lejos de aquí- le interrumpió Edmund
-No estoy particularmente interesado por los medios de tu llegada, si no por los lo de salida... del Hades por que según recuerdo fuiste encerrado en la Torre de Londres-
-No es tan complicado en realidad, solo fui rastreramente traicionado por un envidioso mal nacido que no puede soportar ser derrotado, sumado al hecho que consiguió el favor de otro mal nacido, el cual, bajo el amparo de la ley me declaro muerto. Así es como pase los últimos 3 años encerrado, privado del sol y de la luna. Solo logre escapar gracias a... una intervención divina, llamémosle; Y no diré mas al respecto. Eso es todo.
-Como gustes. ¿Qué piensas hacer ahora? ¿Vengarte?
-No exactamente. Voy a proteger a una noble señorita de las maquinaciones y la avaricia de cierto mal nacido con una tendencia a tomar todo lo que no es suyo-
-Veo que todavía mantienes tus ideales de caballería bien altos-
-En este mundo tan cruel, todo hombre necesita algo para mantenerse a flote; la gente como nosotros necesita al superior a lo que aspirar, algo que haga que tu alma se eleve. Tú me dijiste que la meta de un alquimista es alcanzar la luna para unirla con el sol.
-Me alegra ver que por lo menos prestaste algo de atención cuando te enseñaba y también me alegra que hayas encontrado la luna -añadió Rhys guiñando un ojo- Ahora ven, que creo que te quedan una o dos cosas mas que aprender-
Edmund se sonrojo mientras seguía a su maestro…