(Forja de Héroes) Recorriendo Forja de Héroes (Melany, Meggen)

Recorrer Forja de Héroes siempre me traía gratos recuerdos, recordaba aquel puesto de comidas donde me había detenido con papá un día que tenía hambre, aquel puesto de juguetes de madera donde le había pedido a Rowen que me comprara un pequeño caballito, aquella calle donde había corrido de la mano con Laurent... Él conocía mucho mejor que yo esas calles y me mostraba recovecos y lugares que solo él conocía y que eran atajos a otras calles más pequeñas.
Ahora muchos de esos lugares estaban cambiados, después de la reconstrucción muchas cosas habían cambiado, pero otras seguían exactamente igual. Algunos puestos habían reabierto y estaban casi tal cual a lo que habían sido antes de la guerra.
Saludé a mucha gente, mientras caminábamos por allí con Meggen, con cortesía y agradecimiento, después de todo ellos eran los que nos brindaban todo lo que necesitábamos para subsistir.
Agarré a Meggen de la mano y le dije:
-Es por aquí, ¿conoces a Madam Simone?

- Madame Simone? - Meggen la miro extrañada, la niña era como una rosa de cristal. Leyros la cuidaba demasiado y pocas veces habia bajado a Forja del Heroe

-Creo que lo mejor es que lo veas con tus propios ojos...
Abrí la puerta de la tienda y sonó la campanita que tantas veces ya había escuchado. A nuestro alrededor y cubriendo todas las paredes podían verse unos maravillosos vestidos, de las telas y las formas más diversas. Vestidos de gran campana, otros sin mangas, algunos con mangas acampanadas enormes... Desde pequeña había visitado la tienda de Madame Simone y desde siempre había vuelto una y otra vez por vestidos a su tienda. Una pequeña escalerita de madera acomodada en un rincón era lo único que le permitía llegar a los vestidos que estaban más arriba.
-Dudo que encuentres una tienda como esta en todo Westeros le dije sonriendo a Meggen. Por una puertita al fondo salió una señora mayor, bajita y regordeta, con el pelo cano atado en una coleta.
-¡Lady Mel! llegó hasta mí y me agarró de las manos -Ha sido un largo tiempo desde la última vez que me visitó... Por fin podré felicitarla por su compromiso, con toda sinceridad le deseo la mayor felicidad
-Muchas gracias madame Simone, es un gusto para mí verla tan bien, veo que los rumores se desparraman rápidamente como siempre le sonreí hoy vine acompañada, ella es mi sobrina Meggen.

Spoiler:

- Madame ... - Meggen hizo una leve reverencia sin entender si el Madame era algun titulo de tierras lejanas. Podia reconocer un acento braavosi en la voz de la mujer - Simone

Spoiler:

-Es un gusto conocerla Lady Meggen, será un honor para mí que una belleza como usted luzca alguno de mis vestidos.
A Madame Simone le gustaba mucho conversar así que la dejé hacerlo.
-Aunque no lo crea, muchas personas pasan por el puerto del señor, su padre, solamente para venir a buscar algunos de mis modelos, o para pedirme consejo sobre cuáles usar según la figura. He vestido a muchas mujeres en los muchos años que tengo encima, para ir a bailes, fiestas o incluso para cuando se desposan...
Una risa alegre y despreocupada surgió de ella.
-Su tía ha venido aquí muchas veces, desde que era una pequeñita que correteaba entre las piernas de su padre, o de su tío, el señor Rowen, que en paz descansa ¿Y cómo se llamaba ese niño con el que correteaba por ahí? No recuerdo su nombre...
-Haces que me avergüence Simone...- le dije sonriendo. Y agradecí que no recordara el nombre de Laurent, aunque eso era extraño, probablemente sí lo recordaba y no lo dijo.
-¿Por qué? Si era usted una niña tan bella... y ahora es una mujer hermosa. Dicen que con los años la belleza disminuye pero creo que en su caso ha sido al revés.
Me puse a mirar los hermosos vestidos que tenía colgados en las paredes mientras la escuchaba hablar sobre tiempos que ya no volverían, pero que cada vez dolía menos recordar.
-Es lo malo de venir a tu tienda Simone, quiero llevarme todos los vestidos...
-Si me dices qué es lo que estás buscando podría ayudarte.
Sabía que eso era lo que ella estaba esperando, le encantaba demostrar su habilidad eligiendo prendas para las mujeres que iban a visitarla.
-Quiero un vestido, de color verde, y lo voy a usar en la mañana de mi casamiento, y quizás después para bailar...
-Mmmmm eso es un gran desafío...
-Y también llevaremos uno para Meggen
-Vamos a necesitar algo de tiempo, esperen un momento por favor.
Fue hacia la puerta y la trabó para que nadie interrumpiera mientras estábamos nosotras allí. Luego subió a la pequeña escalerita y sacó uno de los vestidos que estaban más arriba, de un verde hermoso.
-Veo que usará los colores del blasón de su futuro señor esposo...
-¿También sabes heráldica? Siempre me sorprendes Simone...
-Tengo que saberlo, muchas veces recomendar el color de la casa de la persona que viene es una venta asegurada.
-¿Qué color te gustaría usar Meggen?- le pregunté.

- Eh - Meggen no habia entrado nunca a ese lugar y se distraia con casi cualquier cosa. La niña tenia el pelo y los ojos de su madre, negro y de un verde tan intenso que parecian esmeraldas - El azul me gusta porque es nuestr color y el plata va bien con el azul - Miro a la modistas con algo de malicia - Mi padre me casara, tarde o temprano y no quiero que sea un pelele asi que voy a necesitar un vestido excelente pero que no opaque a mi tia - penso un segundo - Un Lannister?

-Parece que la niña apunta alto- una carcajada sonó en el pequeño recinto, Madame Simone nunca se guardaba nada, y eso era lo que más me gustaba de ella.
-¿Y por qué no lo haría? Está en la flor de la juventud, es hermosa, cualquiera la querría como esposa... y estoy segura que ella sabrá elegir- le sonreí, eso era más importante que cualquier otra cosa, que ella sintiera que nadie la presionaba por ello y que la decisión final iba a ser de ella -Yo voy a usar el color verde, así que tú podrías representar a la familia con el azul y el plateado. 
-Ah! parece que encontraste el momento para comprarlo...- dijo Madame Simone- está sobre la derecha.
Muchas veces había más de un vestido que me gustaba en la tienda, pero eran gastos innecesarios, así que le pedía a Madame Simone que si me los podía guardar para la próxima visita. Éste era un hermoso vestido azul, con hermosas hojas de arciano bordadas en plateado en círculo alrededor de la falda y no tenía mangas, por lo que podía usarse con una capa del mismo color. Lo vi enseguida así que lo saqué del estante para mostrárselo a Meggen.
-Tengo una capa que podría prestarte para que uses con este vestido- sonreí. Jamás le prestaba a nadie mi capa, pero esa era una ocación especial.

Meggen simplemente sonrio pero en sus ojos habia ambicion

-Probatelo, y veremos si hay que hacerle algún arreglo, aunque creo que te quedará perfecto la acompañé detrás del mostrador donde había un cuarto especial para probarse los vestidos. Madame Simone pensaba en todo. -Vamos, yo te ayudaré
Con paciencia ayudé a Meggen a quitarse el vestido que traía puesto y a ponerse el nuevo azul y plateado. Una vez que estuvo lista la llevé frente al espejo. Estaba preciosa con ese vestido, parecía hecho especialmente para ella.
-¿Te gusta? Me paré detrás de ella para que pudiera verse bien -Yo creo que es perfecto, parece hecho especialmente para ti, me alegro que nadie lo haya comprado antes que nosotras y le sonreí esperando su opinión.

Vestido:

Spoiler:

- Mel - Meggen la miro con soberbia - quien mas podria comprar algo si en este pueblo? - luego miro a Simone - Lo quiero, mi padre lo pagara y ademas quiero que no lo hagas nunca mas, no quiero que nadie en Westeros tenga uno ni siquiera parecido.

-No te preocupes por eso Meg, no habrá otro vestido igual a este porque Madame Simone no tiene dos vestidos iguales en esta tienda, ni tampoco los tendrá. Cada uno es único, y por eso muchas mujeres de lugares lejanos vienen aquí solo a buscar sus modelos- la miré a través del espejo- el negocio de Madame Simone atrae barcos a nuestro puerto, y esos barcos pagan tributo a tu padre por usarlo. No hay nadie además de nosotros que puedan pagar estos vestidos, solo mujeres nobles de lugares lejanos que vienen aquí especialmente a comprarlos, o envían a sus sastres particulares. Madame Simone le vendió vestidos a tu abuela, a tu madre, a Illyria, a mí... estos vestidos son carísimos, por eso es tan difícil venir aquí...- sonreí recordando otras épocas en donde era más pequeña, y papá y Rowen no me dejaban llevar más de un vestido de la tienda es muy difícil elegir uno solo...- sonreí- este vestido por ejemplo, es tan hermoso que le pedí a Madame Simone que no lo vendiera, y ella lo reservó para mí, pero no había venido por él porque justamente no lo necesitaba. Tengo mucho que enseñarte, en especial de la administración de la casa, tendrás que ayudar a tus hermanos con eso, así como yo ayudé a tu padre. Entenderás el valor de las monedas cuando entiendas lo que cuesta conseguirlas... A mí me costó bastante entenderlo, y más cuando venía aquí y quería llevarme todos los vestidos de la tienda me reí.

- mejor asi - Meg ni la miro

Había algo en su actitud que se me estaba escapando... ¿sería que al haberla protegido tanto Leyros se estaba dando cuenta de lo mucho que le faltaba por recorrer o lo mucho que le faltaba por aprender? Le puse las manos arriba de los hombros a mi sobrina y le pregunté:
-¿Estás bien? ¿Que te preocupa Meg?

- Parecer un ridicula - Meg tenia rasgos de soberbia que no tenia nadie mas en la familia - Deberian prohibirle vender estos vestidos a nadie mas. Tu y yo y nadie mas. - Hablaba como Madame Simone no estuviera ahi

-Te voy a contar una anécdota de cuando yo era pequeña. Habíamos venido con tu abuelo y con tu tío Rowen a comprar un vestido a esta tienda. Iba a haber un gran torneo en Harrenhal al que iba a asistir mucha gente por lo que iba a ser mi presentación en sociedad, yo apenas tenía diez años. Cuando entramos empecé a mirar todos los vestidos y había unos diez que estaban diseñados para una niña como yo. Le dije a tu abuelo que los quería todos y que quería usar cada uno un día diferente del torneo. Él me dijo que podría comprarme todos esos vestidos, pero que seguramente todo ese dinero que yo gastara de más en algo que no necesitaba iban a ser menos obras que pudiéramos emprender en el pueblo. Pensé que no me importaban esas obras, yo quería todos esos vestidos, quería lucirme en el torneo y que todos me miraran a mí. Mi padre me dijo que solo debía elegir uno, que no iba a comprarme el resto. Recuerdo que me puse a llorar, solamente para que él accediera, pero fue inútil. Rowen me secó las lágrimas y me dijo "Cualquiera de esos vestidos no es más que una prenda, tú eres más hermosa que cualquiera de esos vestidos. Lo que realmente importa de una persona, no es como vista, o como se vea, sino como es en su interior".
Lo más importante en una dama, no es el vestido que lleva puesto sino cómo lo lleva y cómo se desenvuelve con la gente que tiene a su alrededor. Un vestido no hace a una mujer más amable, más simpática o más inteligente, puede embellecerla, pero a veces la belleza sin lo demás no sirve de mucho... Las mujeres tenemos un gran poder, quizás no nos sentemos en posiciones donde podamos ejercerlo, pero podemos hacer que esas personas que sí lo hacen hagan lo que nosotras queremos. Es un enorme poder, pero también hay que usarlo con responsabilidad. ¿Podría yo comprar esta tienda y quedarme todos estos vestidos? Sí, podría, pero si hago eso la casa de curación a la que le estamos buscando un lugar no se va a construir, y esa casa de curación va a mejorar la calidad de vida de este pueblo, la gente que vive bajo nuestra tutela y a la que debemos proteger. Eso es lo difícil de esta posición Meg, podemos elegir qué tipo de poder queremos ejercer, qué tipo de vida queremos que tenga la gente que nos ayuda en el día a día y podemos elegir si esa gente nos va a querer, nos va a admirar o nos va a temer. Cada una de esas decisiones tienen consecuencias y debemos pensar en ellas antes de actuar. miré hacia la tienda y pensé que seguramente Madame Simone había escuchado todo eso, igualmente ya la conocía bastante como para saber que no le molestaba.
-Lady Mel, creo que este vestido le encantará... OH! pero si ese vestido le queda como si lo hubiera hecho especialmente Lady Meg... realmente ese vestido resalta su bellaza natural como creo que ningún otro de esta tienda lo hará.
-Gracias Madame Simone, ahora debo probarme yo este vestido, pero seguramente si usted dice que me quedará bien seguramente así será le sonreí -Esta vez le voy a pedir a Meg que me ayude, espero que no se ofenda
-Claro que no mi niña
-Meg, ¿me ayudás?

Meg se habia quedado mirando, se notaba que reprimia las palabras como si tragara algo que no le gustaba. - Te ayudo - Se puso a ajustar tiras y acomodar telas, como una dama de compañia

-Muchas gracias Meg, ¿Qué creen? ¿me sienta bien este vestido?
Me miré al espejo con el vestido verde, no tenía adornos más allá de un moño en la espalda, pero era bastante ajustado al cuerpo así que realzaba mi figura. Sí definitivamente era un hermoso vestido, una vez más Madame Simone no se había equivocado.
-Estás preciosa mi niña, si me permites opinar... el verde te sienta mucho mejor que el azul la vi sonreír a través del espejo. Y como es tu boda, te regalaré esta capa haciendo juego. colocó la capa verde con bordes dorados sobre mis hombros.
-Es muy hermosa, gracias Madame Simone le tomé las manos a la amable señora.
-Me alegro mucho por ti mi niña, te mereces una vida llena de felicidad, y estoy segura que el señor Rhaeno logrará hacerte feliz. Te extrañaremos.
-No me iré muy lejos, vendré seguido al pueblo, lo prometo.
-¡Muy bien! Hay que envolver bien estos vestidos, no queremos que nadie los vea hasta el día de la boda. Yo las ayudaré.

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