Sesión Terapeutica (Rol por foro PJs: Op, Konrad - PNJ: Griselda)

El pequeño Konrad tenía puesto el vestido negro que utilizaba su madre en los funerales y algo de maquillaje que habían tomado con Joselin y Joseph, sus dos amigos. Joselin estaba disfrazada del Cavallier Prieto y Joseph de... bueno, Joseph el Bufón. Mientras tanto, Konrad había sacado de su sub-consiente el nombre de Dame Angeronia. El juego es que se trataba que ella era la princesa melancólica que debía debatirse entre el amor sus dos enamorados. El cambió de genero entre él y Joselin había sido propuesta por la segunda. Pero sería demás decir que el chiquitito Konrad estaba más que fascinado con la idea. Como le gustaba los chicos (jugar y de vista) también le gustaba las chicas... ¿Y porque sentir vergüenza por hacer de una? El juego se desarrollo con escenas actuadas y piquitos entre amigos, siempre siendo el personaje de Konrad la que los recibía. Era muy gracioso ver como se desarrollaba la rivalidad entre el gallardo Cavallier Prieto y el astuto bufón Joseph.
Pero la diversión inocente e infantil se terminó cuando el padre de Konrad entró a la habitación y se puso como una furia. Ese día, los padres de Joselin y Joseph fueron llamados para que los pasaran a buscar lo más pronto posible. No fue la ultima vez que Konrad los vio. Pero la realidad es que pasaron años hasta que se los volviera a encontrar. Lo que sucedió después fue el niño en pantalones sin el vestido, el maquillaje recorrido y un montón de moretones en la cara. Pasarían años antes de que volviera a desafiar los mandatos de la heteronormativa de manera semejante. Y los resultados también serían parecidos cuando su padre se enteró que fue a una fiesta de Halloween disfrazado de Lydia de Beetlejuice...


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Estaba sentado junto con Op al lado y Griselda al frente. La situación me ponía un poco nervioso. Estaba comenzando a recordar recuerdos de cuando tenía 7 años y luego 15. Me resultaban muy dolorosas esas memorias. Y me incomodaba mucho la idea de que contarlas todas con alguien más que Griselda. Pero era necesario para que Op se pudiera abrir a la posibilidad de una terapia.
-Bueno Op, esto generalmente se hace solo entre terapeuta y un solo paciente- le dije mientras señalaba a Graciella como la terapeuta y a nosotros como los pacientes.-Eso es porque suelen ser cosas privadas y secretas de uno las que se hablan. Pero ahora estamos los dos para que veas como se hace. Prométeme que cualquier cosa que yo cuente aquí no se la dirás a nadie mas, ¿sí?-

Griselda casi enseguida se dio cuenta de todo, de por qué se había dedicado desde pequeña a ayudar, en especial a los niños. Op no dejaba de ser un niño, tenía el crecimiento retardado gracias a que lo habían torturado en algún manicomio y de allí seguramente había estado viviendo en las calles, sobreviviendo como podía. Le dio mucha pena cuando le preguntó por qué ella no había podido estar ahí, le dijo que le hubiera gustado, pero que lamentablemente no siempre podía estar con todos, pero que podía ayudarlo ahora si él quería. Después Konrad dejó escapar algunas frases sobre su padre, quizás no era experta con adultos pero podía ayudarlo, quizás las primeras veces, y después recomendarle un terapeuta que pudiera ayudarlo mejor. Había varios terapeutas changelling que se encargaban de eso, de ayudar a su clase sin que les pasara lo que le ocurrió a Op.
La parte mundana del changeling también podía estar enferma y si esa parte se enfermaba tarde o temprano la otra también lo hacía. Ella lo sabía bien.
Konrad propuso una terapia de grupo, y le pareció bien, quizás así el pequeño rebelde pudiera entender que eso no era malo, sino que lo podía ayudar.
-Seguro no lo va a contar, porque sos su amigo- le dijo Griselda sonriéndole a ambos. Era muy amable y parecía tener vocación para ese trabajo.
-Op, es importante que entiendas esto. La puerta está abierta, si algo de lo que escuches te incomoda y ya no querés estar más en la habitación podés salir.
Era importante que Op sintiera que no estaba atrapado, que era decisión de él si se quería quedar o no en la habitación.
Después miró a Konrad, segura de que lo mejor era que él decidiera por dónde empezar.
-Bien- sirvió tres vasos de agua y dejó delante de Op la bandeja de comida- Konrad, quizás es mejor que vos me digas por dónde empezar, así nos conocemos mejor- le sonrió amablemente- ¿Querés hablar sobre lo que dijiste hoy enfrente de todos?

Op recordaba situaciones parecidas. Los otros me-di-cos tenían batas blancas y corazones oscuros. Le resultaba extraño no tener el cha-leco. El último cha-leco se lo había comido aquella vez, cuando escapó. Todo rojo.

- Me duele la me-moria - afirmó el joven y agregó - la última vez me puse malo. Lastimé mucho.

Le dolía recordar aquello, lo tenía oculto bajo una montaña de recuerdos devorados.

- No quiero ir a la escuela. Ahí te pinchan y lastiman. Dicen en-señar. Y pinchan y lastiman.

Se quedó pensando en me-di-cos. Cuando lo pinchaban se relajaba pero después se despertaba con mucha más hambre de lo nor-mal.

- No quiero que lastimen a Herr-Kon-Rad, amigo. Él se pre-ocupa por Op. Quiere que Op esté bien. No quería lastimar a I-tan. No quería morder a I-tan pero iba a lastimar a Herr-Kon-Rad, amigo.
Herr-Kon-Rad y los otros amigos tratan bien a Op, no lo pinchan y lastiman. Los perros son buenos amigos también.

- Y las madres, Sam-Mi tiene una madre buena. Mi ma-má fue mala. Y... - dudó el pequeño changeling - ... un secreto. Op tenía tanta hambre esa noche...

Tenía mucho nerviosismo por comenzar a hablar. Había dicho algo sobre los golpes de mi padre para que Op supiera que no fue el único y entendiera que otros había sufrido igual que él. Pero ahora dudaba de si me había limitado solo a eso. Por suerte, él tomo la iniciativa. Hasta que dijo eso ultimo que alimentó más a mis nervios.
-Este... ¿a que te refieres con eso Op?- pregunté algo desconcertado. Ya temía de que Ethan no fuera la única carne humana (bueno, "humana") que el redcap hubiera catado en el pasado.

Ojos como faros, Op se puso muy nervioso y miró la puerta y a Griselda al borde del terror.

- Na-da. Na-da Herr-Kon-Rad, amigo.

Luego, con apetito devoró la comida, bandeja, envoltorios y cubiertos incluidos.

Griselda había tratado con chicos changelings bastante perjudicados, pero ninguno se acercaba al caso que tenía enfrente suyo... Op acababa de decirle que había devorado a su propia madre. Conocía otros casos de niños redcap que habían atacado a sus padres al experimentar su crisálida, pero ninguno había llegado a eso...
Era lógico que él tuviera esos problemas, no le extrañó que hubiera actuado como actuó para defender a Konrad. Se preguntó a cuántos había lastimado desde que era un niño. Quizás ella no estaba preparada para un caso como ese, pero iba a hacer todo lo que estuviera en sus manos por ayudarlo.
Si bien al principio quizás podía llegar a interpretar que el niño rebelde no quería hablar eso no era cierto, él había hablado, aunque después se había echado atrás, lo importante es que lo había hecho, en el fondo de su ser quería que lo supieran y estaba gritando pidiendo ayuda, quizás desde hacía mucho tiempo, y no se había encontrado a la persona correcta que pudiera ayudarlo. Notaba que tenía ganas de aprender y mejorar lo que era un gran paso en un caso como ese. Por suerte lo habían encontrado, quizás no era tarde aún...
Sabía que lo mejor para que Op hablara iba a ser que no le preguntaran directamente, la idea de Konrad había sido muy buena. Era hora de desviar la atención de Op, o se iba a escapar.
-Bien, dejemos comer a Op y empecemos hablando de vos Konrad, ¿querés contarme sobre cuando eras un niño? ¿a qué edad tuviste tu crisálida?

Intenté hacer caso omiso a lo que había dicho Op. Y me contuve todo lo que pude, ayudado un poco por el miedo personal como por la simpatía que sentía por el redcap. Aunque me había sido difícil, ya que tanto mi linaje Sluagh como mi pertenencia a la Casa Eiluned me hacía dificultoso no sentir curiosidad por lo que le había pasado. De todas maneras, logré reprimir esas ansias por el bien del muchacho.
Escuche entonces la propuesta de Griselda. No me iba a ser fácil tampoco contar ese tipo de cosas. Pero lo mejor es que hiciera caso a su iniciativa.
-Bien, de niño ya tenía mis gustos particulares y "oscuros". Pero desde mi infancia fui bastante reprimido por mi familia tan... "conservadora". Ellos querían un chico "normal"- comencé a relatarle. -No. Fue en una fiesta de Halloween en la que use un disfraz de Lydia... de Betleejuice. A los 13 años. Me invitó una amiga de origen italiano que resultó ser en realidad ser una pooka bastante persuasiva. Ella me dejo ser mi mismo y la personificación de Lydia ayudó bastante a mi crisálida como Sluagh... Pero esa noche fue interrumpida por... mi padre...- dije mientras largaba un suspiro de bastante pesar.

Griselda sabía que haber llegado justo en esos momentos no había sido casualidad, Konrad y los demás estaban en una situación difícil, y eso podía hacer que resurjan sus problemas del pasado con mayor intensidad. Quizás algunos tuvieran a alguien al lado en quien confiar, como probablemente era el caso de Heinz, pero Konrad sin embargo parecía reticente a darle su confianza a los demás fácilmente (y por el momento no sabía si tenía una pareja en quién apoyarse para esas cosas).
-Para todos los changelings es difícil cuando sus padres quieren un niño normal, supongo que no habrá sido fácil para vos que entiendan tu forma de ver las cosas...- pensó que lo más prudente no era pasar directamente al problema principal, su padre- ¿Tu madre estaba de acuerdo con tu padre? ¿Ninguno de los dos aceptaba tu forma de ser?

-Mi madre fue una mujer muy pasiva y negadora respecto a todo ese tipo de asuntos- respondí mientras una mirada de resentimiento inconsciente apuntaba hacia el suelo. -Papá llegó incluso a culparla de que había sido muy suave conmigo. De que me había "alimentado" cosas dignas de una hija. No de un hijo... La que si me apoyó en mi adolescencia, y sobre todo en mi paso al mundo feerico, fue mi tía Ludmila. Ella también era un sluagh como yo y me comprendió todo lo que pudo. Mi padre no la quería, a pesar de ser su hermana mayor...- Al nombrar a mi tía, comencé a golpear la mesa con mis flacos dedos, como si fuera una especie de señal...

Quizás empezar a llevar primero la conversación a la tía podía ayudar, pensó Griselda. Evidentemente el padre nunca había aceptado al hijo y la madre no había sabido como lidiar con la situación sin ponerse en contra del esposo. La tía parecía haber sido la que lo había entendido más en el proceso de crecimiento hacia la adolescencia, al menos él había tenido una tía, muchos no la tenían. Siempre que trataba niños con problemas en sus casas siempre agradecía haberse criado en un ambiente acogedor de niña, quizás eso la había ayudado a ser como era en esos momentos, y le permitía poder ayudar a los que lo necesitaran.
-¿Tu tía te enseñó sobre la sociedad feérica? ¿Qué pensaba ella sobre tu forma de ser?

Cerré los ojos, respire hondo y finalmente exhalé. -Mi tía Ludmila fue una de las que me ayudo a desarrollarme como "gentil gente". Pero me enseño mucho más a ser un sluagh que otra cosa. Ella... ella era de la Corte Oscura- dije con un cierto tono de pesar. -Papa no la quería porque la consideraba una desgracia para nuestro linaje. El mortal, por su puesto. Formábamos los tres parte de la casta noble de los Aarburg. Para mi padre era toda una desgracia que su hermana mayor ejerciera la prostitución, aunque fuera de clase alta. No había mucha diferencia ante sus ojos para sus férreos ideales católicos. Menos para alguien que consideraba que había tomado esa "indigna profesión de puta por voluntad propia".- Tras dicho eso, me puse aun más acojonado pensando en todo lo que mi pobre tía Ludmila había vivido y mi padre había decidido ignorar.
-Ludmila me confesó que nunca fue su ideal haberse convertido en prostituta. Pero había cometido errores en su juventud y se había endeudado con gente con la que no tendría que haberse metido. No fue "obligada" a ejercer su profesión. Pero las deudas que había contraído con usureros en metidas de patas desde joven no le dieron otra opción. Era de una sexualidad bastante fuerte para ser una sluagh. Y no encontraba otra forma. Era eso o... el suicidio.- En aquel momento paré y tuve mi mirada completamente gacha. No me gustaba hablar de ese tema. Me parecía muy doloroso y personal. Aun más tratándose no de mí. Ni siquiera sabia porque estaba sacando esto a flote. Pero se había tratado de mi mentora y quien me había hecho contacto para mi pertenencia en la Casa Eiluned.

Konrad seguía evadiendo hablar de sí mismo, pero que hablara sobre sus influencias en la vida también era importante. Se preguntó si Konrad alguna vez había pensando él mismo en el suicidio y por eso había sacado eso a flote en la conversación...
-¿Y vos qué pensás sobre eso? ¿Hubieras actuado igual? ¿O hubieras pedido ayuda?
Era necesario que Konrad empezara a centrarse en sí mismo en la conversación, así que lo mejor era que le preguntara qué opinaba él al respecto de esa situación.

La pregunta me confundió completamente... ¿Porque Griselda me hacía una pregunta así? Estaba hablando de lo que pasó a Ludmila. No sobre que hubiera hecho yo en su lugar. Pero ella era la terapeuta y yo el paciente, se suponía. A si que decidí responderle.
-Dudo que hubiera caído en una situación similar a la de mi tía. No me metía con usureros o con mafias. Solo era un adolescente que se había cansado de actuar "normal".- Luego intenté repentinamente cambiar el ambiente del momento a algo menos tenso. -O sea, me estaba volviendo medio "pervertido" para los "cánones aceptados". Pero dudo que jamás me hubiera prostituido, je...- Intenté ser gracioso con eso ultimo pero solo logré avergonzarme a mí mismo. Puse los codos sobre la mesa, agaché la cabeza y la sostuve con mis dos palmas.
-Oh Dios... ¿que clase de barbaridad acabo de decir?- pregunté más bien para mí con mucho pesar y vergüenza.

Griselda puso su mano sobre el brazo de Konrad y le dijo:
-No tengas vergüenza Konrad, lo que digas no va a salir de esta sala, lo prometo- lo tranquilizó y esperó un poco para que sus palabras surtieran efecto en él.
-Supongo que no fue fácil cuando contaste que no ibas a actuar como los "cánones aceptados"...- le dijo usando sus mismas palabras. Ella imaginaba a qué se había referido, pero quería que él lo tradujera en palabras.

-Yo...y-yo...- tartamudeaba mientras intentaba contener las lágrimas. -Yo simplemente... simplemente no hubiera sabido que hacer...- Tras decir eso me tape los ojos para que no se me viera el ligero llanto. -¡No sé que hubiera hecho! ¡No sé de donde sacó Ludmila tanta fuerza para resistir cosas peores! ¡Yo me hubiera tirado por la ventana y me hubiera dejado caer!- Comencé a llorar cuando mencioné eso. No era la primera vez que hubiera tenido una idea, una fantasía, similar. Cuando me sentía ahogado, prefería sentir el viento mientras caía.

Griselda se levantó de su asiento y se acuclilló al lado de Konrad. Lo dejó hablar y después llorar un tiempo, hasta que le dijo tranquilamente:
-Esto es justamente lo que tenés que hacer Konrad, sacarte de adentro todo eso que te hace mal... Diste un paso importantísimo hoy, creeme.
Hizo una pausa para que Konrad pudiera calmarse un poco.
-Sos una gran persona, lo sé porque lo vi, nos conocimos en otras vidas, siempre pusiste adelante tuyo la felicidad de los demás, y eso es muy noble, pero tu felicidad también es importante.
Griselda esperó por si Konrad le contaba algo más, por lo que ella esperaba ese día había avanzado mucho, algunos ni siquiera hablaban la primera sesión terapéutica.

Cesé un poco el santo como pude y luego escuche lo ultimo que había dicho Gridelda. Me sorprendió realmente.-Vos... ¿vos también?- le pregunté a cerca de las visiones. -¿Vos también estas involucrada en todo lo que esta... sucediendo?- Luego la vi directo a los ojos. Era posible que Griselda, siendo terapeuta en esta vida y viendo lo que había visto en otras pudiera comprender también otra de las cosas que me sucedía. Que estaba intentando reprimir. -Lo de Sammy... William... ¡y Ethan! Siempre se repite y siempre me duele de la misma manera... Pero hay algo más. Algo que también se repite conmigo... y otra persona más...-

Griselda siguió hablando pausada y tranquilamente, había recordado algunas cosas y sabía exactamente porqué estaba atrapada en esa maldición. Si Brandon estaba ahí, ella también lo iba a estar. Además de eso había sido muy amiga de Ethan en el pasado, habían entrenado juntos, y habían luchado codo a codo en incontables batallas. Con William no tenía la misma amistad, pero él había sido su señor. Y Samantha era un mujer increíble, siempre la había tratado bien, aunque ella no tuviera un título noble y cuando se enteró lo de Brandon y ella no hizo más que alegrarse mucho y felicitarlos...
-Sí, yo también estoy involucrada, y también sufro lo mismo que ustedes. Supongo que es parte de la maldición...- dijo mirándolo a los ojos- Lo que le pasó a ellos tres también nos arrastró a todos, o eso es lo que creo...- y luego de una pausa agregó- Una vez me hablaste de ella... o al menos recuerdo de una vez, la primera, hace mucho... ¿Querés hablar de ella ahora?- pensó que quizás no era prudente presionar a Konrad, pero ese punto era más importante que todos los anteriores, porque no recordaba que lo hubiera mencionado más que esa vez en el pasado...

-No... la verdad es que no- le respondí secamente. -O por lo menos no ahora...- Por lo general odiaba hablar de ese tema en particular. Era siempre el mismo amor no correspondido. La misma resignación. Y por eso prefería estar solo... o intentarlo con otras personas. Porque una y otra vez había resultado todo igual...
-Creo que será mejor en otra sesión...- Y tras dicho eso, me quedé en completo silencio. Prefería que eso fuera algo más en privado. No es que no confiará en Op. Pero no quería soltarme con algo aun más profundo. Eso o es que estaba intentando evitar todo ese embrollo que se hacía nudos en mi alma y mi garganta.

Griselda le sonrió y volvió a sentarse, estaba bien si no quería seguir hablando ahora, ya iba a tener tiempo para hacerlo.
-Está bien, cuando vos quieras, acá voy a estar- le dijo sonriendo- ¿Seguís viviendo en la torre?- le preguntó cambiando totalmente el tema de la conversación. De esa forma no iba a presionar a Konrad, ese día ya había hablado mucho y había hecho grandes progresos. Era mejor cambiar el tono a algo más ameno y de paso podía conocer mejor a Konrad en esta vida.

Vi que entonces la charla iba a cambiar a algo más ameno. "Mundano", porque lo que tenía esa Torre era cualquier cosa menos mundana. -Sí. Siempre termino ahí. Siempre me sentí, no sé, como su guardián. Aunque Stella me quiera echar de ahí- comencé a parlotear (aunque bajito, como siempre). -No sé en que vidas pasadas el resto de los espectros se fueron y quedaron solo Lüthold y Stella para protegerme el primero y atormentarme la segunda. Creo que antes era acosado por todos los fantasmas del lugar. Pero ahora solo me acosa la gente. Especialmente los turistas... Los únicos que quedaron fueron los cuervos. Y porque siempre les doy de comer...- En ese momento sentí pena tanto por los cuervos que lance contra Ethan como por el mismo. Aquellos eran como mis hermanos. Y él como un sobrino... Aunque me sentía más apegado a Sammy.

Griselda sonrió ante los comentarios de Konrad sobre los fantasmas. Podían atormentar o podían ayudar pero la realidad es que no tenían influencia directa en las historias de los vivos, o al menos eso le habían contando. Eran espíritus de aquellos que no podían irse del todo al más allá y quedaban vagando en la tierra.
-Me gustaría visitar la torre si me lo permitís, la recuerdo como el único lugar feliz en un mundo en decadencia...- comentó como recordando el pasado- Eso fue lo que recordé, un mundo de ensueño, útopico, un mundo que no podría ser real hoy- y después dijo tristemente- pero luego cayó, y cuando algo cae desde tan alto siempre es algo trágico de presenciar... Nosotros estuvimos ahí, vi a todos los que estaban recién en la sala en mis visiones, menos a Gabriela y a Nicole, y a la mamá de Sammy. Al resto los recuerdo a todos. En el pasado fui muy amiga de Ethan, es extraño, no tengo idea de cómo es él en esta vida... Con Brandon me pasa exactamente lo mismo, aunque con él es diferente, siento que es exactamente igual que en el pasado...

Escuché atentamente a Griselda. Parecía que la sesión terapéutica había sutilmente terminado para pasar más a un tema en común: Toda nuestras vidas enlazadas.
-La Torre mantiene un poco de su antiguo encanto. Pero solo la parte "más gótica". Supongo que por los fantasmas de mis ancestros y por mí.- Luego pasé a corresponderle a Griselda sobre el tema de nuestras relaciones en vidas pasadas. -Yo no recuerdo mucho. Solo que no era tan diferente, aunque lo era un poco. No recuerdo bien que relación tenía explicitamente con Ethan. Siempre estuve más conectado con Sammy... De Brandon solo sé que había tenido ligeros sentimientos de atracción en, quizás, la primera vida y nada más. El chico parece sentirse aun incomodo con eso... Pfff... No tiene nada de que preocuparse el tonto por parte mía. Si le gustan solo las chicas sé respetar el espació personal.-
Tras dicha todas esas palabras, sentí que no debía enfocarme tanto en mi mismo. Sino ser más abierto al espacio comunicativo entre Griselda y yo. Ser menos egocéntrico en la charla.
-¿Sabes ya que tipo de relación tuviste con Ethan y Brandon en vidas pasadas? Quizás los dos nos sintamos más conectados con algunos que con otros por la estrecha relación que tuvimos desde el principio. Hoy las cosas podrán ser diferentes para la sociedad y nuestros roles presentes demasiado dispares con los del pasado. Pero las conexiones pueden seguir siendo atadas fuertemente por hilo y nudo de la eternidad...-