Aprendizaje (Rol por foro PJ: Op, PNJ: Samantha?)

Op ya no sabe ser un hombre común, ni un joven común. Tiende a comer. Perdido en un bosquecillo encuentra que las plantas no saben igual, la tierra tiene un gusto particular, incluso los maderos (de árboles o trozos de la casa que supo robar) tienen un sabor desconocido. Y en los primeros bocados esto está bien. También sabe, cree, Op, que no hay que comer el contenido de la casa. El árbol-que-habla se lo ha dicho, y lo entiende de la mirada de la-chica-bonita a los que los de-más le dicen Sam-An-Ta. Osea, amiga.

Op camina aburrido (banal) cuando ya no tiene nada nuevo que comer. Y juega con sus dos ju-guetes. El amu-leto. El re-loj. Con el re-loj no debería jugar pero juega igual. No es para comer, ni buen sabor tiene; así como el amu-leto algo hay ahí que no comprende. El amu-leto le permite ver al o-tro. El sa-bio. ¿Amigo?

Op quiere saber y sabe que amiga sabe. Y sabe que el que le dicen Ui-Li-Am, amigo, promesa, sabe. Y quiere que ellos le hagan saber. Y lo que no sabe es cómo. Op come y camina come y camina hasta llegar a lo único que le queda. La casa de los peluches. Es hora de comer.

*NOTA: esto pasa como diez días antes del otro post que estamos roleando con los chicos, un día después de lo que roleamos el domingo*

Op entró a la casita de Sammy, sabía que ella lo había invitado a entrar así que asumió que podía entrar las veces que quisiera. Cuando vio arriba de la mesita en donde habían tomado el té notó que la taza que se había comido (y escupido) estaba sobre la mesa a medio armar. Se preguntó si Sam-An-Ta (amiga) la había reparado después de que él se la devolviera (literalmente) en pedacitos. La taza estaba brillando, no estaba entera, le faltaban partes que todavía estaban sobre la mesa, el problema era que eran pedazos muy chiquitos y no fáciles de volver a unir... pero aparentemente el glamour que había en el lugar la estaba terminando de armar, y volvería a formarse eventualmente, aunque seguramente le quedaran las marcas de los cortes. Se preguntó por qué su amiga la estaba arreglando, dijo que iba a conseguir una nueva cuando se la dio rota en pedacitos...
Después se acordó del sa-bio, el viejo que había visto cuando vio el amu-leto, el que había forjado esa espada negra... se preguntó para qué su amigo Ui-Li-Am quería una espada así con tanta urgencia... y su amiga a la que llamaban Sammy le había dicho que le prometiera que no iba a dejar que él hiciera nada malo... y él se lo prometió, en ese momento y por el resto de la eternidad... y la eternidad era muy larga.
Justo cuando estaba a punto de comerse uno de los peluches, que tan tiernos y bonitos se veían para que los recibiera su estómago escuchó una voz que le decía:
-¡NO! ¡Por favor no te lo comas!
Op no sabía que el peluche que había agarrado era el primer peluche que le había regalado su mamá, y lo tenía desde que era bebé.

—No como. Amiga.

Op extrañado dejó el peluche sobre la estantería. Y miró a amiga una vez más. Her-mosa era y aún así no le provocaba esos im-pulsos. No acá al menos, este era un lugar raro, pero un lugar calmo.

—¿Qué como? Afuera todo es lo mismo.

Sentía Op, el re-loj en la garganta, por más que lo tragara el re-loj insistía en salir cada tanto (a cada hora) y pronto llegó el regurgite. Sobre el prístino suelo derramó tierra, hojas, maderas y unas cuantas cosas más, empapadas en una bilis transparente y con fuerte aroma acre.

—Amiga. ¿Ui-Li-Am? Amigo, promesa. Debo cuidar amigos.

Reparó en el natural desagrado de Sam-Mi y se sonrojó de vergüenza. Era hora de preguntar. No iba a aprender de otro modo.

—¿Dónde está amigo? Ui-Li-Am— sin pensarlo fue que agregó —te ama.

Yo estaba por detrás de Sammy en una posición en la que naturalmente Op no pudo verme. Escuché lo que tuvo para decirle y me puse algo nervioso por el repentino mensaje que le dio. Intenté interrumpir entonces inmediatamente para ver si podía llegar a desviar el tema de conversación y hacer que Samantha se olvidará de lo que Op acababa de decirle. Aun así, estaba algo perplejo de porque el redcap había dicho tal cosa.
-Hola Op- salude veloz pero tímidamente como solía ser típico de mí con la gente que no conocía demasiado (y que ademas me asustaba un poco). -¿Como hoy estar mi a-mi-go?- le pregunté de una forma que consideraba que él pudiera llegar a entender plenamente. Quería que notará mi presencia pero que tampoco se alarmara por ella como la ultima vez cuando nos conocimos.

Sammy respiró aliviada, agarró el peluche de la estantería y lo abrazó fuerte, casi estuvo a punto de perderlo, esperaba que eso no volviera a pasar. Después lo dejó nuevamente en su lugar. En ese momento notó que la taza que había estado reparando justo antes de irse a la escuela ahora estaba más arreglada de lo que la dejó. Se alegró pensando que con el tiempo iba a terminar de arreglarse sola. Justo había agarrado uno de los fuegos fatuos del estanque para usarlo, pero prefirió dejarlo arriba de la tacita. El fuego fatuo se metió adentro como si se tratara de un baño de inmersión caliente. Escuchó las palabras de Op y sonrió.
-Ya sé que William me ama, yo también lo amo a él- dijo alegremente- Le mandé un mensaje, me dijo que va a venir apenas termine de cerrar el bar, lo tenemos que esperar acá, pero no te comas nada mientras tanto sí? Podés comer de estas galletitas, las hizo mi mamá, son muy ricas- Contrariamente a lo que hacía Konrad ella le habló normalmente, sabía que él iba a poder entenderla- Eso sí, vamos a necesitar el reloj, hay que devolverlo a su dueño, para que no tengas problemas.

Op, mirada atenta, observó dedicada-mente al nuevo amigo. Con un gesto alegre volvió a tragar el re-loj que le colgaba como un fideo entre las fauces. Sonrió ya que había olvidado el críptico mensaje que le brotó de la boca así como el re-loj.

—Bien. Hambre.

Luego se puso a ver los muñecos sin perder de vista ni a Sam-Mi ni a nuevo amigo. Escogió uno que se veía particularmente sabroso y, lo acercó a Sam-Mi preguntándole:

—¿Este? Luce rico.

Muñeco en mano se dedicó a recorrer la casa. Hacía tiempo que no podía estar a la vista en una de estas. Casa es calor, y cosas. Para comer. Vio una alfombra de piso y se relamió. Perdido ya su deseo de aprendizaje la voracidad lo pudo y comenzó a señalar los objetos que le resultaban atractivos preguntando, alegre en aumento:

—¿Este?, ¿Este?, ¿Este?

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Al oir las palabras de Sam-Mi se le fue rápido la voracidad y la curiosidad tomó su lugar.

—No como. Ui-Li-Am está en peligro. Bar es peligro. Irnos a bar con Ui-Li-Am. Ayudar amigo. Vamos nuevo amigo. Vamos amiga.


Con esperanza en los ojos miró a ambos amigos y esperó, en superficie calmo, y en lo profundo preocupado porque esa espada estaba hecha para matar. Y no había mejor espada que esa para matar, certera y filosa, más aún que sus dientes.

Op se quedó quieto un momento y pareció pensar.

Sammy miró a Op, parecía bastante preocupado por William, que raro, ella sabía que no lo conocía... William le hubiera contado de haber visto otro redcap en la ciudad. Bueno, era cuestión de explicarle que nadie estaba en peligro ahí.
-Este es mi dominio, bueno, no es mío del todo todavía, pero te podés quedar acá, es un lugar seguro, así que William va a venir a un lugar seguro, no te preocupes. Pero por favor no te comas mis peluches mientras tanto...- dijo resignándose a que probablemente él se comiera alguno, esperaba que hubiera entendido que el pegaso no. Acto seguido abrió la bolsa de galletitas y se la ofreció a Op- Son para vos.
Las galletitas de su mamá eran riquísimas, todo el mundo lo decía, así que esperaba que dejara el peluche que tenía en la mano y agarrara la bolsa.

Me quedé silencioso y consternado. Claramente aquello no hizo notar para nada mi preocupación, ya que los de mi tipo solíamos ser así de silenciosos, poco ruidos y crípticos. Aun así no pude entender del todo que se refería con aquello Samantha de que ella también amaba a William. Lo primero que se me ocurrió era que, en su inocencia, Sammy había pensado que Op utilizaba el concepto textual de "amar" con el mismo nivel del de simple "cariño". Pero aun así debía verificarlo de alguna forma.
-Todos amamos a Sammy- dije yo podía llegar a parecer lo más cercano a la voz alta. -Especialmente la mama de Sammy.- Aquello ultimo parecía infantilmente innecesario de mi parte. Pero la realidad es que poseía de cierto sutil sondeo de la situación. Tanto para corroborar la expreción de Op al respecto como también la de Samantha.

Op consideró el Do-mí-nio, do-mío. De amiga. Sencillo.
Si Sam-Mi tenía mamá entonces debía tener miedo. Mamá encierra, mamá lastima, mamá es deliciosa. Pobre Sam-Mi, Op puede ayudar.
Nuevo amigo dice cosas pero suda otras, piensa Op pero no le importa tanto. La pro-mesa es con Ui-Li-Am. Hay que esperar y sin comer. Mejor entonces sin hablar para no cansarse. Dormir (tan banal). Prueba Op las ga-lle-ti-tas, deliciosas, devora el envoltorio y servilleta con igual voracidad y placer. Sonríe y cierra los ojos. Sabe que despertará pronto, el re-loj insiste en regresar por su garganta.
Op sueña con su mamá y mastica inconscientemente.

Quedé completamente... confundido. Silencioso y confundido. Parecía que Op era inmune a cualquier sutil maquinación por el simple hecho de ser simple en su pura esencia mental... Y se durmió, sin decir nada y masticando algo que solamente estaba en su sueño. Así que para poder re-ordenar todo en mi ya complicada mente dirige la mirada a Sammy y la indague con suma inteligencia y grácil sabiduría para que ella pudiera adelantarse a las conclusiones filosóficas que nos involucraban respecto a Op. Todo con un muy elaborado:
-Ehmmm... uh... ¿se durmió...?-

(sueño)
Op se vio en el ma-ni-co-MÍO
Op la vio a la mamá. La que encierra, la que lastima.
Op tuvo tanta hambre como aquella vez. Op tuvo tanta hambre como aquellas veces.

El sa-bio vio a su maestro. Y se repitió, "calla, escucha, observa, señala, ataca".
El maestro le decía que lo matarían. Le explicaba el porqué. El sa-bio repetía: "calla, escucha, observa, señala, ataca".
El maestro le pidió que huya, que se esconda. Le mostró el pantano.
Op oyó los pensamientos: "calla, escucha, observa, señala, ataca".

La mamá pedía MÍ-se-ri-cordia.
A Op le saltaba espuma de la boca.
La mamá lloraba.
Op deseaba devorar las lágrimas.
La mamá se co-lo-có en la puerta.
Op desconoció la puerta. Arremetió.

El maestro habló. El sa-bio calló. El maestro ofreció. El sa-bio escuchó. El maestro cometió un error. El sa-bio observó. El maestro volteo la vista. El sa-bio señaló. El maestro sintió terror.

Lleno Op de jugos sanguinéos corre y detrás el ma-ni-co-MÍO.
El collar de la madre envuelto en sus manos.
Una esfera helada que tomó de su corazón juega entre sus dedos.
El amu-leto e muestra a Op que:

La corte que el sa-bio llama tumulto está en peligro.
El sa-bio logró forjar el arma, no hay escape.
Se acerca a la princesa, el respeto ya no es el mismo, hay promesas de por medio.
Ella pretende esconder una lágrima. El sa-bio calla. Ella le habla de Ui-Li-Am. El sa-bio escucha.
Ella desvía la vista ante el paso de "el otro", no-amigo, I-Tan. El sabio observa. Ella delata su verdadero amor sin palabras. El sa-bio señala. Ella le dice que no ama a Ui-Li-Am. El sa-bio le dice "por la seguridad de tu reino, tú lo amas".
(sueño)

Op despierta hambriento. No quiere peluches esta tarde. El re-loj descansa en su pecho. Ya entendió porqué lo conserva. Es otro amu-leto.

(sueño)
El sa-bio había visto las lágrimas, parecían eternas, y la eternidad es muy larga. El sa-bio había sido responsable de esas lágrimas, porque le había pedido que renunciara a su amor verdadero, por la seguridad del reino (y no había sido el único). Y el golpe fue muy duro, en el futuro lo llamarían banalidad, pero en este tiempo no existía. Quizás ese había sido el primer golpe de banalidad en la historia de las hadas. El golpe casi lo derrumbó en el suelo, como si un martillazo le hubiera partido el cráneo en dos mitades. Pero se recompuso, no se desplomó, y vio correr a la princesa, lejos de él...
(fin sueño)

*****

Sammy vio que Op se había quedado dormido y no lo despertó, tenía una manta que usaba para taparse cuando dormía en la casita, la sacó de la cama y se la puso sobre los hombros. Era casi obvio, él era así porque jamás había tenido una mamá.
-Sí, está dormido- le respondió a Konrad- Andá afuera a esperar a William así no lo despierta cuando llega, no va a tardar mucho.
Sammy se quedó al lado de Op, sentada en la otra silla de la mesita, la taza iluminaba con el glamour que aún la impregnaba. Se puso a dibujar, era un dibujo de Op, tenía las ropas raídas, estaba sucio, pero el dibujo resaltaba todas sus bellezas, porque Sammy siempre podía ver la belleza y la bondad en todos.
Cuando Op despertó vio a su amiga a su lado, terminando el dibujo.
Konrad le hizo señas desde la ventana, William había llegado. Sammy abrió la puerta y se le abrazó al cuello a William, quien le correspondió el abrazo y entró a la casita, seguido de Konrad.
-Buenas tardes a todos- dijo William sonriendo- y se sentó en la silla que Sammy había dejado libre, ella tomó su lugar en la cama, señalándole a Konrad que se sentara a su lado- Sam, te superaste otra vez- dijo mirando el dibujo, luego miró a Op y le dijo- Mi nombre es William, es un gusto conocerte Op.

Despertarse observado: peligro. Op rápido traga el re-loj para evitar que lo vean. Está envuelto en algo suave, lo prueba. Sabe a amor mojado con sal y a sueños.

—¿Ui-Li-Am?

Se ve distinto el hombre, claro que es el mismo. Promesa, eternidad. Sa-bio no tanto.

—Sam-Mi

Se ve distinta la princesa, claro que no es la misma. Amor, eternidad. Sa-bio tonto.

—Yo protejo amigo y amiga y nuevo amigo. Ui-Li-Am ya conoce a Op. Eternidad. Amor. Promesa.

Tan difícil es hacer que comprendan, Op siempre comprende. Tan difícil es ser Op.

William sonrió, ya sabía que entre los changelings podía pasar que tuvieran recuerdos de vidas pasadas, y parecía ser que Op lo conocía de alguna de ellas. Se dio cuenta de que Op podía entenderlo, pero le era difícil comunicarse, parecía que si bien tenía la edad de Sammy la forma en que se había criado, probablemente a la intemperie y tratando de entender lo que le pasaba como changeling sin que nadie se lo explicara, había hecho que terminara siendo una especie de monstruito.
-Bueno, supongo que empezaré por el principio... Me dijeron que robaste un reloj, el mismo es muy valioso para uno de los miembros de la sociedad feérica y vino hoy a la mañana a la corte esperando que hiciéramos lo posible para recuperarlo...
William había visto que Op se había tragado el reloj justo al despertar.
-Si lo devolvemos no vas a tener ningún problema con ellos, y vas a poder vivir en el condado de Lausanne el tiempo que quieras.
William pensó que podía intercambiar el reloj por el suyo, así que se sacó su reloj de color plateado, ni remotamente tan caro como el que tenía Op.
-Te voy a tener que pedir el reloj dorado, pero te voy a dejar el mío en compensación ¿estás de acuerdo? Es un intercambio, no un regalo- dijo mostrándole su reloj.

Op sonrió con la boca bien abierta. Contra-riado. Ui-Li-Am le ofrecía un inter-cambio. No bueno, amu-leto-re-loj no es re-loj. Dorado lo llama.

-El re-loj hace cosas- trató de explicarse.

Repensó sus palabras.

-Vale mucho, como muñeco, como muñeco- manifestó señalando un pegaso de peluche.

Sonriente supo que la-chica-bonita lo entendía un poco.

-Y es de Sam-Mi, mi regalo. Mi muñeco para Sam-Mi. Nuevo amigo dijo que lo guarde pero es de Sam-Mi.

Ofreció el dorado objeto a la-chica-bonita sin prestar atención al re-loj-no-amu-leto.
Luego dirigiéndose al recién llegado le dijo:

-Ui-Li-Am debo decir-te. La espada tiene mucho filo. Corta alma no-cuerpo. Corta des-tino. Te corta si la usás.

William no había entendido mucho las últimas palabras de Op, pero Sammy sí parecía haber entendido sin problema lo que estaba diciendo.
-No te lo va a dar porque es un regalo para mí...- dijo y sonrió. Sammy agarró el reloj que Op le ofrecía y lo envolvió en su pañuelo, iban a tener que limpiarlo bien antes de entregarlo a su dueño.
-Gracias Op, pero no puedo quedarme con el reloj porque sino vos vas a tener problemas, así que lo vamos a devolver...- después miró la taza y se le ocurrió- Pero la taza puede ser tu nuevo amuleto, cuando se termine de reparar te la podés llevar si querés- y le sonrió.
William volvió a ponerse su reloj mirando a Sammy con un amor imposible de ocultar. Parecía ser que otra vez había conseguido un amigo sin problemas. Lástima que eso no fuera igual en la escuela, donde él sabía muy bien que le costaba bastante relacionarse con sus compañeros.
No había entendido bien lo que había querido decirle con la frase de la espada, pero pensó que era mejor tranquilizarlo en ese asunto.
-No te preocupes Op, soy bueno con las espadas, y sé cuándo debo y cuándo no debo usarlas.

—¿Lau-Sa-Ne es su casa?— Preguntó, genuinamente interesado, Op.

Las palabras de amigo y amiga lo habían tranquilizado un poco, al igual que no cargar con el re-loj. Pesaba mucho.

Fue hacia la taza envuelta en fuego feerico y observó interesado. Bonito pero no decía nada, no hablaba. A Op le hablaban, los árboles (incluso los que no eran el arbol-que-habla), la tierra, los animales. Todos disfrutaban de hablar con Op. Pero no los hombres, nunca antes le habían dicho "si querés", ni "no te preocupes". Pocos habían son-reido para Op. Sam-Mi sonríe mucho. Ui-Li-Am sonríe para Sam-Mi. Op sonríe para ambos porque son amigos.

Algo avergonzado trató de explicarse.

—A Op no lo quieren en casas. Op es...

No supo cómo ponerlo en palabras.

—Op es... hambriento. Op es hambre. Muchos no-amigos de Op en las casas.

Creyó ver duda en sus amigos y se detuvo antes de decir algo más.

William se recostó sobre el respaldo de la pequeña silla y meditó sobre la mejor forma de responderle a Op. Pensó que iba a ser bueno que el chico fuera a aprender a un colegio, quizás un colegio para aquellos que no habían podido aprender desde pequeños, iba a preguntarle a Aurora si conocía alguno que le pudiera recomendar.
Pero antes de eso tenían que ayudarlo en muchas otras cosas...
-Lausanne es la ciudad, es donde están todas las casas, las calles y estos bosques. Es el nombre que tiene todo este lugar.
Asumió que Op no tenía casa, pero siendo como era también era difícil llevarlo al palacio, no se imaginaba como podía reaccionar la condesa si él se comía uno de los antiguos vitró...
Se puso a pensar que seguramente el haber tenido siempre falta de alimento le había desarrollado ese hambre todo el tiempo, y más siendo un redcap eso seguramente le habría traído problemas para vivir en sociedad en cualquier lugar.
-No puede vivir acá todo el tiempo, es peligroso...- le dijo Sammy a William- Vamos a tener que pensar en una casa donde pueda vivir además de mi dominio.
-No creo que sea una buena idea llamar a servicios sociales...- pensó William en voz alta- Supongo que podré conseguir que se quede en el anexo del palacio, al menos por un tiempo hasta que podamos ubicarlo en un lugar mejor.
El anexo del palacio era una especie de hotel, manejado por los bogans a las órdenes de la condesa. Muchos changelings que iban a visitar la ciudad se alojaban allí temporalmente. Si Op se comía algo de lo que había ahí era fácilmente reemplazable.

—A-nexo. ¿Es casa?— preguntó confundido Op.

No sabía por completo cómo había llegado aquí. Tampoco conocía la otra casa. Pero le daba in-triga. Curio-si-dad.

—¿Sam-Mi y Ui-Li-Am van?— expresó.

Sin amigos Op se esconde. No le gusta que lo vean los no-amigos. No debía con-fiar de las sonrisas aunque sean amigos. Los amigos también se equivocan. Pero le gustaba conocer nuevos lugares. Hablar con las cosas, que le cuenten. Que le enseñen. Finalmente era su aprendizaje. Op tenía que aprender.

—¡Vamos!— exclamó el joven y añadió —A-nexo a casa.

Me quedé en silencio viendo como se desenvolvía toda la escena. Mi paranoia me hizo notar los sentimientos de William hacía Samantha. Pero eso, para mí y otros más involucrados en la maldición, ya no era un secreto. Sabía entonces que en cualquier momento debía de avisarles tanto a Herr Toki como Maese Heinz sobre la situación. Pero ahora había otro problema más que resolver con prioridad: donde se quedaría Op a vivir. Así que tuve que interrumpir la iniciativa con otras cuestiones a resolver.
-¿Desean que me ocupe de una vivienda para Op?- pregunté a William y Samantha en ofrecimiento. -Yo me podría encargar de pagarle un alquiler y de proveerle de alimento más adecuado para sus gustos ya que también soy de apetitos extravagantes. Ofrecería un espacio en la torre pero hay muchos objetos de valor histórico que podrían tentarlo a devorarlos. Además, parecer ser un jovencito huérfano. Alguien debería adoptarlo como tutor...-
Y en aquel preciso momento deseaba golpearme la cabeza por haber sido yo el que hizo incapie en aquello. Parecía como si me hubiera presentado voluntario para ser su nuevo tutor legal.

-Sí, anexo es casa- le confirmó.
William pensó que era bueno que Op estuviera poniendo de su parte para aprender, porque sino todo eso iba a ser aún más complicado...
-Sí, va a tener que tener un tutor, eso seguro, pero de esas cosas se encarga la condesa directamente... Podría ir a hablar con ella mañana si quiere ser el tutor de Op, aunque como ya es tutor de Samantha es probable que elijan a alguien más. Bueno, yo traje mi moto, pero si vamos todos sería mejor que Konrad los alcance con el auto.
-¿Viniste con la moto? ¿Puedo ir con vos? ¿Puedo?- saltó Sammy emocionada.
-Si Konrad está de acuerdo te llevo- le sonrió.
Sammy miró a Konrad con cara de súplica.

Supe en seguida que no podía dejar que Samantha se subiera en la moto de William para que le generará más confianza y expectativas. Pero a su vez necesitaba una excusa razonable para negarle el pedido. De pronto pensé en los cojines y objetos de mi negro fitito y supuse que necesitaría toda la ayuda para que Op no anduviera mordisqueando lo que no debía.
-En otro momento no me negaría a la propuesta de Herr William, Sammy. Pero como sabrán, eso supondría que me quedaría yo solo en el auto con Op y necesitaría la ayuda para que no le de mordiscones a los cojines o cosas por el estilo. Sin querer ofender a Op.- Eche luego una mirada atenta a William y Sammy me dispuse a continuar con mis palabras. -Necesitaré de ayuda si soy yo quien lleva a Op en mi automóvil. Ademas, necesitaré tener bien centrada mi atención de conductor ¿Que les parece si llevo a todos? Tú William puedes dejar la moto en mi dominio y después me comprometo a llevarte de vuelta para que la busques ¿Que te parece?-
Esperaba no mucha replica pues era razonable todo lo que estaba diciendo.

William se dio cuenta enseguida que a Konrad no le hacía mucha gracia que llevara a Sammy en la moto, y sabiendo que probablemente ella encontrara la forma de que él lo alcanzara en la moto a su casa más tarde, prefirió ayudar a Konrad.
-Mejor ustedes tres vayan en el auto, Sammy puede cuidar de Op y de que no se coma nada que no debe. Yo los guío en la moto por el mejor camino, así que seguime- dijo mirando a Konrad- vamos a evitar un poco el tránsito.
Sammy al principio pareció desilucionada, pero después sonrió y le agarró la mano a Op para conducirlo hasta el auto de Konrad.
-Vamos Op, te vamos a conseguir una casa donde puedas vivir un tiempo.
William salió de la casita y se dirigió hacia donde había estacionado la moto, era una Harley Davidson que había comprado hacía poco, había estado ahorrando bastante para cambiar su vieja Honda, aunque no la había vendido, usaba las dos, según qué tuviera ganas de conducir ese día.
Tenía planeado enseñarle a Sammy a conducirla, pero mejor era no mencionarlo por el momento.
Se puso el casco y esperó a que todos estuvieran dentro del auto de Konrad para arrancar.

Op estaba a punto de ex-perimen-tar algo nuevo. Nunca lo habían tomado así de la mano. Su primera re-acción fue correrla, rápido, pero la calidez de Sam-Mi lo de-tuvo. Sos-tuvo a Sam-Mi y caminó contento a donde lo llevaban sin abrir la boca. Sabía que no era hora de comer. Tampoco tenía hambre; Ui-Li-Am parecía preocupado. Nuevo amigo, Kon-Rad, aún más. Y Op ciertamente estaba feliz.

-¿Vamos a casa? - consultó emocionado, y agregó - Tú-tor. ¿Kon-Rad?

Su sonrisa no era común, afilada sin duda. Peligrosa quizá. Pero Op estaba tranquilo y se le había ido el hambre. Tenía an-sias.

Con la mano libre saludó al árbol-que-habla con un murmullo en un idioma incomprensible (Primal + Naturaleza)

-Hasta pronto

-Hasta pronto amigo- le contestó Green, el amigo quimérico de Sammy podía hablar como cualquiera, era bastante inteligente, quizás no podía resolver problemas muy difíciles, pero podía hablar y sostener una conversación, incluso ayudaba a veces a Sammy con los guiones de teatro, Konrad la había visto varias veces ensayar con él. Era muy gracioso ya que el árbol parlante solo usaba un tono monótono y sin emoción, y Sammy todo lo contrario, ponía emoción en cada palabra que actuaba como si fuera ella el personaje, pero aún así, siempre la ayudaba a memorizar cuando ella se lo pedía.
Konrad sabía que cuando Sammy creciera iban a darle la baronía del dominio que había encontrado de pequeña, y viéndola actuar con Op supo que eso era lo mejor que podían hacer. Sammy tenía un don natural para tratar con la gente y en especial con los changelings. Op no era fácil de tratar y sin embargo ella sabía exactamente qué hacer y cómo.
Después se quedó pensando que probablemente Sammy hubiera sido una excelente reina en el pasado...
-Sí, vamos a llevarte a una casa. Es peligroso que siempre vivas en mi casita del bosque, los changelings tenemos que vivir tanto en el mundo mortal como en el ensueño porque sino nos hace mal ¿Te gustaría ir a la escuela Op? ¿Sabés lo que es una escuela?- le preguntó, quizás el no sabía de qué le estaba hablando.